domingo, 6 de septiembre de 2009

El cerebro humano

Enrique de Mestral

Aunque el origen del hombre se remonta a unos 200.000 mil años, en lo que hoy es Kenia, el lenguaje simbólico apareció hace unos 30.000 años aproximadamente, el cual permite la comunicación del pensamiento mediante símbolos arbitrarios llamados palabras. Aunque sólo tenemos evidencias del pensamiento racional y la discusión crítica en la era de la cultura griega.

Fue una mutación genética en el cromosoma 7 lo que nos otorgó la capacidad de hablar mediante el lenguaje simbólico, es decir con palabras. Se le suma a este nuevo ser una cuarta tribulación, la anticipación simbólica, a las ya conocidas amenaza externa, pérdida de la jerarquía social y la privación del vínculo de seguridad. En verdad somos la única criatura que se preocupa debido a nuestra capacidad de futurizar.

Hemos desarrollado un extraordinario sistema de defensas contra el estrés (amenaza externa) mediante la adaptación de nuestro eje hipotálamo hipofisario adrenal. Una vez que este sistema se pone en funcionamiento gracias a la acción de los mediadores adrenalina, noradrenalina, glucocorticoides y el freno a la inmunidad innata por el sistema simpático para la defensiva, viene luego el parasimpático para desactivar todo y reponer el estado de armonía. Muchas personas desencadenan mal la defensiva, y otras no pueden desactivar, lo cual trae consecuencias negativas para la salud.

El cerebro funciona con una admirable complejidad cuando razona, calcula, formula el lenguaje o establece los límites éticos.

La Neuropsicología es la rama de las neurociencias que estudia las relaciones entre el cerebro y la conducta tanto en sujetos normales como en aquellos que han sufrido algún daño cerebral. La neuropsicología clínica es la aplicación de ese conocimiento para la evaluación, tratamiento y rehabilitación de los individuos aquejados por patologías en los que existen daños, lesiones o deficiencias en los mecanismos cerebrales subyacentes a uno o más comportamientos.

La Neurosicología Clínica estudia las funciones cerebrales superiores con enfoque en las áreas de la corteza asociativa. Utiliza modelos humanos porque reconoce la especificidad de cada especie. No obstante, puede valerse de estudios de neuropsicología animal, que por cierto no son extrapolables, para formular hipótesis, ya que no es posible realizar todos los experimentos en seres humanos por motivos éticos.

El sustrato neurológico del lenguaje está en el área irrigada por la arteria cerebral media del lado izquierdo del cerebro (red peri silviana izquierda). Su polo posterior lo constituye la zona de Wernicke. Su función es la de transformar la aferencias sensoriales en representaciones verbales de modo a que tengan significancia. Y el polo anterior, la zona de Broca transforma esas representaciones neurológicas en lenguaje articulado. El daño de estas zonas produce la afasia (denominación de objetos, sintaxis, comprensión, deletreo, repetición).

Existe otra área (parieto frontal) relacionada con la capacidad de orientación. Esta función está más concentrada en el lóbulo parietal derecho. En caso de daño en esta zona puede haber hemineglicencia izquierda (para el paciente no existe el lado izquierdo), apraxia constructiva (el paciente no puede copiar un dibujo simple).

La red occipitotemporal sirve para el reconocimiento de objetos y caras, zona irrigada por las arterias cerebrales posteriores.

El sistema límbico (parte del tálamo, del estriado, el hipocampo, la amígdala y el hipotálamo) tiene funciones endócrinas, emocionales y de la memoria. La zona está irrigada por las arterias cerebrales anteriores y posteriores.

En la red pre frontal asientan la atención, funciones cognitivas y el comportamiento. Es la zona cerebral de mayor desarrollo en los primates y los humanos. Integra el pensamiento con las emociones y las motivaciones. Su integridad nos permite apreciar el contexto, las opciones, las consecuencias de las acciones, de modo a formular decisiones. El daño de esta zona impide la flexibilidad mental, la capacidad de prevision, la perspicacia, la concentración, el pensamiento abstracto, la formulación de hipótesis, el sentido común, el juicio y la habilidad de inhibir las respuestas inapropiadas. A ese paciente le costaría aprender de la experiencia, sentir culpa, y puede estar abúlico. Presentará déficit en el examen que requiere atención.

Esta red es muy amplia y puede tener componentes subcorticales (en el tálamo) y conexiones con otras redes del cerebro.

En 1975, Folstein y McHung elaboran el Mini Test Mental con la idea de proporcionar un análisis breve y estandarizado del estado mental. Hoy en día se lo utiliza sobre todo para detectar y evaluar la progresión de trastornos cognitivos asociados a enfermedades neurodegenerativas como la de tipo Alzheimer. Se trata de una sencilla escala estructurada, que no requiere más de 5 - 10 minutos para su administración.

La genialidad del test es indudable pues recorre las diferentes redes cerebrales conocidas que son citadas más arriba.

Consta de treinta puntos posibles. Examina diferentes funciones y redes cerebrales y nos indica si un paciente se acerca o no a lo que denominamos demencia (pérdida de las funciones adquiridas). Concede 5 puntos a la orientación espacial, 5 a la orientación temporal, 5 a las tareas de atención y concentración, 3 a la capacidad de retención inmediata en la memoria, 3 a la evocación de datos adquiridos recientemente, 1 a la escritura, 1 a la repetición de una frase sin sentido (sólo para examinar el circuito arcuato, la conexión entre las áreas de Wernicke y Broca), 2 para la denominación de objetos, 3 para las órdenes complejas, 1 para la ejecución gestual de una orden escrita, 1 para la praxia constructiva.

Un resultado inferior a 17/30 nos aproxima al síndrome de demencia que puede ser definida como el deterioro de las funciones cognitivas que dificulta las actividades de la vida diaria realizadas previamente. La memoria es la primera afectada. A otras funciones afectadas como orientación, cálculo, juicio, solución de problemas, comprensión, aprendizaje, pueden sumarse las alteraciones de los estados del humor y de la percepción.

Es muy importante caracterizar los déficits de modo a planificar la ayuda de rehabilitación. Algunos se beneficiarán de la terapia del habla, terapia cognitiva, otros de un desarrollo de áreas que puedan suplir a las dañadas, por ejemplo desarrollando el área temporal del cerebro derecho en afasias de Wernicke. La explicación del déficit a los parientes puede mejorar la contención del paciente.


Bibliografía:

-Soria, C. Alostasis, carga alostática y regulación epigenética. XXIV Congreso Argentino de Psiquiatría, 17-20 abril 2008, Sheraton, Mar del Plata.
-Mesulam, M. Aphasias and other focal cerebral disorders. In: Harrison’s Principles of Internal Medicine, 17th Ed. MacGraw N.Y. 2008.
-Benchimol, J. Maggi S. Mini test mental de Folstein. Medicina Geriátrica. (2005).
-www.medicinageriatrica.com.ar
-JAMA 1993; 269:2386-2391.
-Gil, R. Neuropsicología. Elsevier Masson, 4ª Ed. 2007.

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